ayer leí algo con lo que me identifiqué plenamente:
"veníamos de comer una pizza... me tomó por el hombro con fuerza y me apretó contra él. Sentí algo eléctrico, algo ya olvidado. Me separé de èl, ante su sorpresa frente a mi rigidez. Fue entonces que empecé a sentirme vulnerable. Solo un brazo en mi hombro. Dios mio!. Me sentí como una monja o una vieja solterona que reacciona con desmesura frente a un estímulo mínimo en su propio desierto de sensaciones. Lo dejé pasar, pero cuando me abrazó comprendí que estaba perdida... mi coraza flaqueaba. Entonces dejé de verlo porque me dí cuenta de que me había enamorado de él".